El Paradigma Humanista considera a la persona de manera integral, no sólo su comportamiento y conocimiento, sino que también toma en cuenta sus emociones.
Surge como una respuesta ante las corrientes conductistas y cognitivas, para atender la parte socioafectiva y las relaciones interpersonales.
Dentro del campo educativo resalta dos aspectos como propósitos fundamentales: el desarrollo de la persona (autorrealización) y la educación de los procesos afectivos y emocionales.
Tiende a trabajar con grupos, pues considera como característica propia del ser humano su relación con otros.
¿Qué hago “mío” del Paradigma Humanista?, en cuanto a los siguientes indicadores:
Docente:
Debemos considerar el rol del profesor, basado en una relación de respeto hacia el alumno, que tome en cuenta sus potencialidades y necesidades personales de manera integral, de tal modo que las relaciones y la comunicación fortalezcan los procesos afectivos y emocionales e incidir en la consecución de los objetivos educacionales.
El docente debe ser sin duda un facilitador y tener las siguientes características:
1. Interesado en la persona total de los alumnos.
2. Abierto ante nuevas formas de enseñanza u opciones educativas.
3. Fomentar el espíritu cooperativo.
4. Ser auténtico y genuino.
5. Comprender a los alumnos y ser empático.
6. Evitar las posturas autoritarias y egocéntricas.
Estudiante:
Dimensionar a los alumnos como seres únicos y diferentes a los demás, que deben ser respetados; aprovechar su iniciativa para desarrollar sus potencialidades en la solución creativa de los problemas que identifican como propios, y concebirlos como personas totales no fragmentadas, con vivencias y afectos particulares.
Enseñanza:
Comprender desde una perspectiva holística la conducta de los alumnos, crear un clima de armonía y respeto para el desarrollo de sus potencialidades y logren así sus aprendizajes significativos.
Para el logro de los objetivos bajo este paradigma:
- Flexibilidad en los programas y mayor apertura de participación en los alumnos.
- Los aprendizajes deben ser vivenciales.
- Promover la creatividad.
- Propiciar la autonomía.
- Favorecer la cooperación.
- Oportunidad para la evaluación interna.
Aprendizaje:
Tomar en cuenta que toda persona tiene capacidades innatas y que para lograr aprendizajes significativos se deben crear ambientes favorecedores, considerando al alumno en su totalidad e integridad, donde se combinan los procesos afectivos y cognitivos con experiencias vivenciales respetando la personalidad del alumno.
También debemos promover el aprendizaje participativo y cooperativo, que no sea impuesto por el profesor, más bien que el alumno, tenga la libertad de decisión, sobre la manera de abordar el tema, los contenidos o conceptos a aprender, para que de esta manera valore sus logros personales y sean enriquecidos por él mismo.
Estrategia didáctica:
No perder de vista que la educación debe estar centrada en los alumnos para ayudarlos a definirse como lo que son y lo que quieren ser. Respetar siempre las individualidades, ya que todos son diferentes con particularidades muy propias. Por ello hay que ayudarles a su autoconocimiento y a valorar sus experiencias personales para que vayan logrando su autorrealización en todas las esferas de su personalidad. La escuela y el aula deben de crear un clima de libertad total, basada en el desarrollo de una conciencia ética, altruista y social.
Evaluación:
Debe de partir de la autoevaluación como recurso para fomentar la creatividad, la autocrítica y la autoconfianza en los alumnos, siendo ellos mismos los que determinen sus condiciones de aprendizaje y valoren así sus logros. Esto puede ser primeramente desde la percepción personal: grado de satisfacción con el trabajo, evolución intelectual y personal, compromiso con el curso y motivación para seguir estudiando.